Tu palabra te define: ¿cuánto vale lo que dices?

OJO, ¡Todo lo que digas podría ser usado en tu contra!

Para algunos las palabras no son más que sonidos que emergen de su boca; sin embargo, para otros representan el significado de su vida misma, su honor, su honra, su valor como seres humanos.

La palabra sigue siendo un elemento fundamental en el mundo actual, ya que es la principal herramienta que usamos para comunicarnos entre nosotros. En el mundo digital y conectado en el que vivimos, la palabra escrita y hablada se ha convertido en una forma vital de compartir información, ideas, emociones y pensamientos.

Sin embargo, la valoración de la palabra ha cambiado en los últimos años, ya que el aumento de la información disponible en línea y en las redes sociales ha llevado a una mayor necesidad de verificar la veracidad de la información. La era de las noticias falsas, la desinformación y los discursos de odio ha hecho que sea más importante que nunca valorar la palabra y la información que se comparte.

Además, la palabra puede tener un valor diferente dependiendo del contexto en el que se use. Por ejemplo, en el ámbito de los negocios, la palabra puede ser un compromiso o contrato verbal que se hace entre las partes, lo que puede tener implicaciones legales. En el ámbito de la política, la palabra puede ser una promesa hecha por un candidato o líder que puede tener un gran impacto en las personas y las comunidades.

La palabra como tal le da un significado a la existencia del hombre, desde sus inicios utilizaba la palabra como valor para obtener algo a cambio. Podemos decir que la palabra es la imagen de nuestro interior, es el reflejo de nuestros diálogos internos.

Un hombre es tan bueno como su palabra…Un hombre es tan bueno como su palabra… Porque en su palabra sus valores permanecen… Y si la palabra no sigue los hechos el hombre no es… Clic para tuitear

La palabra, a la que me refiero, es “PALABRA DE HONOR”, pues representa un pilar muy importante en nuestra INTEGRIDAD, pues de ello depende que podamos tener CREDIBILIDAD frente a los demás.

La persona que no es capaz de asumir su responsabilidad frente a lo que dice, está destinada a ser un SIN DESTINO, con una deshonestidad tal, que lo convierte en alguien de poco confiable.

No tenemos que pensar en grandes cosas a la hora de incumplir con nuestra palabra, basta con decir que llegaremos a determinada hora y llegar minutos tarde, eso poco a poco desgasta la confianza que otros nos otorgan, y así podemos citar muchas acciones que sumarían de uno a uno a lo que llamo el EFECTO DESCOMPUESTO (en mi siguiente post te diré que va este efecto).

Lo que decimos es una promesa hecha y a lo cual somos nosotros quienes le damos valor o no. Al dar la palabra, aquello que deja uno en garantía de cumplimiento es nada más y nada menos que el HONOR.

¿Pero qué es el honor? Según el diccionario es: “Actitud moral que impulsa a las personas a cumplir con sus deberes.” El honor es un valor importante para vivir en sociedad y también es el resultado de la consideración y estima expresada por un hombre a otro.

Es lo que resulta de ser grande de espíritu, generoso y de hacer el bien. Ser honorable es Ser respetable, una persona que es generosa, hace el bien y es considerada con el prójimo, es un ser que se ha ganado el respeto de los demás y recibe el premio del honor.

Antes de continuar quiero compartir lo siguiente:

“Cuando no cumples con tu palabra, es una TRAICIÓN. Traicionaste a otros porque no sostuviste tu promesa; y te traicionaste a ti mismo, porque habilitaste todos los mecanismos internos de DESTRUCCIÓN paulatina de tu autoestima y autoconsciencia.”

¿Fuerte?…

Cuando un hombre traiciona su palabra, no vale nada. Ezra Pound Clic para tuitear
Sabes ¿cuánto vale tu palabra? Clic para tuitear

¿Te haces 100% responsable de todo lo que dices? ¿Honras los compromisos ante ti y ante los demás?

El valor de la palabra es fundamental para tener prestigio profesional y personal, no creas que hablo de esto nada más porque se me dio la gana, sino porque creo es de suma importancia poder tener claro el valor de nuestra palabra y si tenemos un problema con ello hacer algo al respecto.

Me encontré con una fórmula para conocer el valor de tu palabra.

Pregúntate:

De cada 10 cosas que dices a otros que vas a hacer, ¿cuántas haces?

Y de cada 10 cosas que te dices a ti que vas a hacer, ¿cuántas haces?

En general, ¿Cuál es tu porcentaje de acción?

Ese es el valor de tu palabra para los demás y el valor de tu palabra para ti. Muchas veces el valor de la palabra que damos a los demás es mayor al valor de la palabra que nos damos a nosotros mismos. Cuando creo que debería tener el mismo. La importancia que te des a ti mismo será un reflejo en tus acciones hacia los demás, eres la base de lo que suceda a tu alrededor, si te comprometes contigo te podrás comprometer con los demás de la manera más adecuada.

“Tu palabra vale lo que tú vales. Si  tú decides no darle valor, entonces tú tampoco no vales nada”

Toma en cuenta lo que sucede cuando haces o no lo que dices que harás:

 Cuando CUMPLES con tu palabra:

1. Obtienes respeto
2. Aumenta tu autoestima
3. Confirmas tu poder personal
4. Creas confianza y credibilidad, ante ti y los demás
5. Creas éxito, sabes que puedes asumir compromisos mayores
6. Demuestras tu aprecio, por ti y las otras personas
7. Ganas buena reputación

Consecuencias al INCUMPLIR con tu palabra:

1. Pierdes oportunidades
2. Tu autoestima se daña
3. El inconsciente te devuelve lo contrario a lo que quieres
4. Dañas tus relaciones, te conviertes en alguien que desconfía y que crea desconfianza
5. No lograrás hacer vínculos sólidos, por temor a fallar.
6.  Te quedas solo, nadie quiere estar cerca de personas que no se hacen cargo de lo que dicen.
7. No eres creíble

¡Increíble pero cierto!

¿De qué lado quieres estar? Es una elección simple, pero con consecuencias claras en cualquiera de las dos opciones.

Si quieres aumentar el valor de tu palabra es fácil, empieza por asumir menos compromisos, pero sobre todo cumple con todos con los que eliges.

Haz que tu palabra valga, por el simple hecho de ser tú quien lo está diciendo. Porque tu palabra vale y ¡vale mucho!

Una historia del valor de la palabra

Había dos amigos, Sofía y Carlos, que tenían personalidades muy diferentes. Sofía era una persona comprometida y responsable, que siempre cumplía con su palabra, mientras que Carlos era más despreocupado y muchas veces no cumplía con sus compromisos.

Un día, Sofía y Carlos habían quedado en encontrarse en un café para tomar un café y charlar. Sofía llegó puntualmente al lugar acordado, mientras que Carlos llegó media hora tarde, sin previo aviso.

Sofía estaba un poco molesta por la tardanza de Carlos, pero decidió darle el beneficio de la duda. Sin embargo, a medida que avanzaba la conversación, Sofía comenzó a notar que Carlos hablaba mucho, pero no cumplía con sus compromisos. Le contaba acerca de sus planes y proyectos, pero nunca los llevaba a cabo, y muchas veces se excusaba con excusas vacías.

Por otro lado, Sofía era todo lo contrario. Siempre cumplía con su palabra, y se esforzaba por hacer todo lo posible para cumplir con sus compromisos. A pesar de que tenía una vida muy ocupada, siempre encontraba tiempo para cumplir con sus promesas y ayudar a los demás.

A medida que la tarde avanzaba, Carlos comenzó a sentirse un poco incómodo por la actitud de Sofía, que parecía no creer en sus palabras. Carlos se dio cuenta de que había sido descuidado con sus compromisos, y que esto había afectado su reputación y la forma en que era percibido por los demás.

Sofía, por otro lado, se sentía feliz de haber cumplido con su palabra y haberse mantenido fiel a sus principios. Sabía que su compromiso y su responsabilidad eran claves para construir relaciones sólidas y duraderas, y estaba decidida a seguir siendo fiel a su palabra en el futuro.

La historia de Sofía y Carlos es un ejemplo de cómo el cumplimiento de la palabra puede tener un impacto significativo en nuestras relaciones personales y profesionales. Mientras que el compromiso y la responsabilidad pueden construir relaciones sólidas y de confianza, la falta de compromiso puede dañar nuestra reputación y nuestra capacidad para tener éxito en la vida.