Hoy abres ChatGPT, Gemini, Claude, Perplexity… le echas un par de prompts decentes y listo.
Tienes el post de LinkedIn en cinco minutos.
El artículo “profundo” lleno de datos que ni revisaste.
El resumen del paper. El guión del video. El newsletter entero.
LinkedIn, Twitter, Medium… todos llenos de contenido similar…
Y no está mal.
Al final, para eso son las herramientas: para usarlas.
Pero si de verdad quieres posicionarte, entonces vamos a analizar el rol de la marca personal en esta “nueva era”.
El problema no es el contenido, es la percepción
La IA está agilizando la creación de contenido, sí.
Pero en este escenario, la sobreoferta de información hace que la percepción pese más que nunca.
Cuando todo el mundo publica, el diferencial deja de ser “estás presente” y pasa a ser:
“¿Quién eres tú para hablar de esto?”.
Ahí es donde la marca personal empieza a jugar un rol estratégico.
Ya no basta con decir algo. Hay que tener trayectoria, criterio y reputación para que lo que digas sea relevante.
Lo que la IA no puede hacer por ti (al menos por ahora…)
Aunque la IA puede facilitar muchas tareas operativas y cognitivas, hay elementos de la carrera de un directivo que siguen y seguirán siendo profundamente humanos:
- Construir confianza: La credibilidad no se genera con datos, se gana con consistencia, integridad y resultados comprobados.
- Generar influencia: La capacidad de conectar con stakeholders, influir en decisiones complejas y liderar personas sigue siendo relacional, no automatizable.
- Transmitir visión: Una cosa es repetir o publicar una estrategia sugerida; otra muy diferente es articular una visión clara, defendible y movilizadora.
- Resolver lo complejo: La toma de decisiones bajo incertidumbre, con variables políticas, humanas y de negocio, sigue requiriendo criterio y experiencia real.
Y aquí es donde empieza a pesar la marca personal.
Los activos intangibles que sí construyes tú
Veamos más a detalle estos activos diferenciales que no puede darte la IA:
Career Path (Tu recorrido profesional real)
Es tu historia. Las decisiones que has tomado, los momentos críticos que has gestionado, las transformaciones que has liderado.
La trayectoria no se improvisa. Los grandes directivos construyen autoridad no por lo que dicen, sino por el camino que han recorrido.
Ejemplo: Un turnaround que ejecutaste, una expansión internacional que lideraste, una integración cultural tras una fusión. Esa experiencia es irreemplazable (Y hay que documentarla).
Power Skills (Habilidades de alto impacto)
Son las competencias que hoy separan a los que ejecutan de los que lideran:
- Pensamiento estratégico.
- Lectura política.
- Manejo de crisis.
- Negociación compleja.
- Construcción de equipos de alto rendimiento.
La IA puede darte información. Pero no puede reemplazar tu criterio cuando debes tomar decisiones sin margen de error.
Propósito (Tu narrativa como líder)
No es solo lo que haces, sino el impacto que eliges generar.
El propósito te posiciona como alguien que construye algo más allá de los resultados inmediatos.
Ejemplo: Liderar una transformación de industria, profesionalizar un mercado, impulsar nuevas prácticas éticas de negocio.
Propuesta de valor definida (Tu espacio de autoridad)
Saber claramente:
- Qué problema resuelves.
- En qué contexto tu experiencia es diferencial.
- Qué enfoque llevas que otros no están viendo.
Así es como te posicionas como referencia natural en temas donde realmente aportas valor.
Resumiendo:
- La IA democratiza el acceso a la información y a la divulgación de la misma.
- El contenido masivo generado en redes sociales cada vez suena más igual.
- Lo que marca la diferencia es quién eres, tu trayectoria y la percepción que el mercado tiene de ti.
Esa es la marca personal en la era de la IA.
Cuando todos publican, lo que te posiciona no es hablar. Es tener autoridad real para ser escuchado, y en eso podemos apoyarte, a comunicar esa autoridad.